Un buen abrazo arroja sobre mis calles esa luz de Sol de invierno que tanto me gusta. Un buen abrazo tuyo siempre es capaz de hacerme suspirar y cerrar los ojos porque en ese instante nada de alrededor me interesa en absoluto excepto tú. Nada excepto lo que me regalas cuando quieres fundirme a ti. Nada excepto todo eso que me recorre, que me atraviesa.
La importancia de un buen abrazo es cuantitativamente incontable. Cualitativamente es 'Todo de Avalancha', y como tal, de carácter imparable. Definir la importancia de tus brazos a mi alrededor es hacer poesía sobre la magia que das, magia porque hechizas y encantas.
Meterme en tu abrazo me resulta de suma importancia, sí. Desde lo psicoactivo hace no mucho usé una plabra para definirte algo. La vuelvo a usar: trance. Por supuesto, el más agradable.
Y resulta que ahora ando pensando en que dentro de nada te voy a abrazar y quiero que vuele el tiempo simplemente para no esperar ni un segundo más a que me sumerjas en ese mundo iluminado por ese Sol de invierno que adoro y que calienta mis orejas, mi nariz y la punta de mis dedos...
jueves, 13 de noviembre de 2008
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