viernes, 4 de julio de 2008

Supernova


Nace. Pero ya como Enana Blanca. Cambia rápido a Gigante Roja y después se convierte en Supernova exhalando nuevo significado desde el centro de su extinción. Es un ciclo. Es una pregunta. No es ninguna respuesta. Se esparce de forma arbitraria y causal, diverge, golpea a su paso como el martillo en el yunque y resuena como tal. Muta, fluye, mata y se diluye.
Ahora intenta cogerlo todo con las manos. Intenta contener esa entropía de transformación. Por supuesto sin albergar pretensión alguna de salir ileso. Es posible que aprehendas algo inteligible, algo de lo que puedas sacar provecho. Algo para lograr construir una especie de códice aplicable a la antimateria que creamos cada vez que perduramos un segundo más.
Después de todo debería ser algo innato tener la sana intención de empatizar con las estrellas de nuestro vacío imaginario, porque cada una siente y padece a su forma. Lo que se hile a posteriori ya va siendo asunto y responsabilidad de cada cual. Somos efecto y causa de manera simultánea, inherentes a un Universo regido por la regla desconocida.
La Supernova que nunca cesa.

3 comentarios:

Alvaro Claver dijo...

La mejor supernova, la de champagne de Blur.
Amén.

Alcaudón dijo...

Y además que sí...
Chapeau, ante tal afirmación no me queda más que quitarme el sombrero... :)

Anónimo dijo...

Por fin...!!!!
A ver si volvemos a escribir a menudo, POR FAVOR!!!!
Para cuando un cafe?? Ve reservando el dia, que ya urge!!!
Mil besotes, Evix.