Lovesong

Si el día de ayer fue gris, hoy es un día sin color. Es curioso (por llamarlo de alguna forma) lo rápido que muta la envoltura de tu vida. Se va cambiando de piel de la misma forma que lo hace una araña cuando va creciendo. Todo esto está bien cuando eres tú quien se lo propone de manera evolutiva. Pero cuando viene dado por algo ajeno a ti, reconstruir tu alrededor (o mudar la piel) se convierte en una tarea dolorosa de llevar a cabo. Para estas cosas no hay preparación, y como resultado caes por la escalera de caracol de la frustación. Consolándote quedan horas interminables de risas, de experiencias, de sueños tan preciosos y tan suaves como una gota de rocío en una hoja. Como mercurio sobre cromo. Así se desliza mi más valíoso sentimiento directo hacia ningún lado. Y miro a mi alrededor como la vaca que mira al tren pasar. Indolente y perezoso me digo que las cosas van y vienen, que la vida es así y no como yo quiero que sea. Admitir, asumir y reaccionar.
No sabéis las ganas que tengo de gritar a cielo abierto que la vida es injusta. No os imagináis lo anudada que se encuentra mi garganta. Quiero hablar y me sale su nombre. Quiero cantar y su música es lo que suena en mi pecho. Pero ante todo siento la enorme necesidad de darle las gracias por haberme ayudado tanto, por haberme deseado vivir con una fuerza que yo no conocía. Por ser mi mejor amiga. Por regalarme toda la belleza que puede existir en el universo. Ya no estás, pero gracias de todo corazón.
Hay una canción que resume (si se puede) lo que siento. Es de mi grupo preferido y aquí os dejo el vídeo. Escuchadla bien, porque de alguna forma es la historia a la que estaré atado durante tiempo desconocido. Muchas gracias a todos los que me tendéis la mano, me salváis la vida. (aludidos, llamadme al 6********). Os dejo con The Cure