martes, 23 de octubre de 2007

Sin Palabras


Día gris mientras resbalamos como mercurio sobre cromo por lo que alguien llamó vida. Igual que a mucha gente le resbala por su conciencia el hecho de explotar a niños para que su empresa se enriquezca. Desde hace mucho tiempo me resulta inevitable pensar que me queda poco que ver en cuanto a atrocidad humana se refiere. Ya no hay más torturas que inventar (espero), y los derechos humanos se vulneran con facilidad psicopática. Digamos que es como un sacrificio que ofrece el hombre a su Dios Dinero (otros lo llaman 'Capital'). Da que pensar que un puñado de avariciosos y extremistas "dineristas" (seguidores radicales de susodicho dios) se sientan tan satisfechos de producir a costa de la infancia de los hijos de otros. Simplemente aprovechan la miseria de la que millones de familias son presa, prometiéndoles moneda para vivir a cambio de que sus niños trabajen de sol a sol entre los más variados tipos de mierda existentes.
No os descubro nada que no sepáis ya. Por tanto no voy a profundizar más en este doloroso hecho. Y si la 'reificación' que sufre el hombre adulto es de por sí vergonzosa, la sufrida por los chavales aparte de ser vergonzosa, es deleznable y surrealista.
Y todo ocurre porque el Dios Dinero nos tiene sometidos y nos castiga con su ira.
Este fue el sentimiento que me llevó a realizar el cartel de la entrada de hoy. Espero que os guste.






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