jueves, 29 de noviembre de 2007

Viaje

Un cerrojo recoge lo acontecido, moldea el ahora y anticipa lo venidero, unos goznes chirrían al oído de una inseguridad doblada. Por debajo de la puerta adivinas luz, entre las grietas de su madera adivinas luz, y tras la mirilla una mirada sin intención presumible observa tus golpes de aldaba.
Te vestiste de explorador acudiendo sin invitación al lugar peligroso donde la más efímera brisa fue siempre capaz de retorcer hasta el pedregoso gesto de lo inanimado. Y parece que ahora no puedes aventurarte a empujar el portón y atravesar el umbral por miedo al destierro aunque tampoco quieres darte la vuelta por si escuchas el crujido del picaporte. Ahí continúas, silbando tu canción, esperando para pasar.

No hay comentarios: